Lucía Andrea Vinatea Barberena
Diseñadora, antropóloga y empresaria de moda
Cuándo pensamos en el futuro de la moda nos cuesta ver más allá. Es que nos sentimos tan enredados con tantas informaciones que es normal ser invadidos por cierto pesimismo. Es lo que nos dice el brasileño André Carvalhal, fundador del proyecto Malha (www.malha.cc). Todo aquello que conocemos llega a su fin: la internet lo ha transformado todo, desde la forma de ver películas hasta las relaciones amorosas.
André Carvalhal. Fuente: oglobo.globo.com
Y no podría ser diferente con la moda, pues esta, como la conocíamos, perdió bastante sentido. Comprar y vender ropa ya no es (si es que algún día lo fue) una ecuación exacta. Ganar dinero es duro en este mundo tan poblado y cada vez más competitivo, en donde parece ilógico gastar tanto con ropas. Pero la industria de moda sigue insistiendo ¡en vender ropa a quien no la necesita!
Vitrina de la marca Harrods. Fuente: fashionforbetter.com
El gran problema es que muchas industrias de moda matan al ambiente y a las personas. Y todos nosotros, cuando compramos ropa, financiamos marcas que son (o no) a favor de la vida. Según André Carvalhal, lo que le falta a la moda es el propósito. Y yo pienso que para que haya propósito tiene que haber significado. Pero la moda tal vez no necesite de significados trascendentales. Puede ser que en la simplicidad esté la solución: En vez de destruir, habría que construir.
La antropóloga Mary Douglas nos habla de los bienes (o sea, las ropas) como barreras o puentes. Los bienes-barreras serían aquellos que alejan a los seres humanos, que segregan y demarcan los territorios entre ricos y pobres, entre explotadores y explotados. Pero los bienes-puentes son aquellos que conectan y comunican a personas que, de lo contrario, tal vez no tendrían voz alguna.
Mary Douglas. Fuente: editora.ufrj.br
A lo mejor sea necesario reducir la escala. En vez de gigantescos ciclos productivos en los cuales nadie sabe para quién trabaja, la industria de moda pueda optimizarse. Eso no significa prescindir de la tecnología; más bien, de usar la tecnología a su favor. ¿Cuánto tiempo se necesita para enterarnos de aquello que ocurre en el otro lado del mundo? La industria de moda lógicamente puede sacar provecho a esto para reinventarse, para volverse una industria mucho más transparente.
Según André Carvalhal, de nada sirve pensar en el futuro si seguimos insistiendo en nuestros antiguos modelos sobre cómo hacer las cosas. Y es verdad. Para sobrevivir, hay que adaptarse. No se trata de negar todo lo que hemos hecho hasta hoy, pero sí de observar, avanzar, y por qué no, retroceder cuando es necesario. Conocernos como seres humanos es fundamental: y la antropología está para auxiliarnos en esta jornada de saber qué es lo que realmente queremos y necesitamos.
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