Por Lucía Andrea
Diseñadora y empresaria de moda
Frida Khalo fue una pintora mexicana de la primera mitad del siglo XX. Se casó con el también pintor Diego Rivera y ambos dejaron un amplio legado artístico que comunica micho sobre la sociedad latino-americana de la época. La obra de Frida trata de una combinación de convicciones políticas, herencia personal y cultura, pero especialmente de su conturbada historia de amor con Diego Rivera y de la respuesta práctica a los intensos dolores sentidos por la artista, debido a un accidente que sufrió de joven y también a la poliomielitis que tuvo en la infancia. Frida, así como varios artistas, sabía del poder de la moda para comunicar ideas y conceptos. Por lo tanto, su manera de vestir no era un mero acaso o excentricidad, pero si una identidad cuidadosamente trabajada en su beneficio.
Frida Khalo y Diego Rivera. Fuente: rasgandoseda.com
El accidente, los chalecos de yeso y el corset
A los dieciocho años, Frida sufrió un accidente grave en un tranvía donde viajaba. Quedó muchos meses inmovilizada, tuvo que realizar sucesivas cirugías y utilizar varios chalecos ortopédicos de yeso para recuperar los daños a su columna. Fue en el tiempo qué pasó en cama que Frida empezó a pintar: El padre le adaptó un caballete para que su hija pudiera pintar echada. Ella pintó y decoró también sus chalecos de yeso, así como los corsés, que se vio obligada a utilizar como soporte. Sin embargo, lejos de dejar que esta pieza médica la marcara como inválida, la acabó adoptando como pieza esencial para construir sus looks. Varios diseñadores, como Kawakubo, Rees y Gaultier, partieron justamente del corsé para ser la pieza-clave al reinterpretar a Frida, como símbolo de la fragilidad física aliado al carácter inquebrantable de la pintora.
Frida Khalo pintando su chaleco de yeso. Fuente: eufrida.blogspot.com
La poliomielitis, los vestidos de Tehuana y un flirteo al feminismo
Frida Khalo tuvo poliomielitis a los seis años de edad, dejando como secuela algunos defectos en su pierna derecha. Recientemente se descubrió un revelador dibujo hecho por ella misma, intitulado «Las apariencias engañan», donde la artista esquematiza su forma de vestir de forma que pudiese cubrir sus defectos físicos, entre ellos el de la pierna, que acabó quedando más corta que la otra. Los vestidos largos, sin embargo, además de su función práctica, impregnaban también amplio significado simbólico.
Frida utilizaba también los vestidos tradicionales de Tehuana, una provincia mexicana completamente matriarcal, administrada y dominada por mujeres. Para la pintora, por lo tanto, la vestimenta era un poderoso símbolo de fuerza e independencia femenina, además de un enfrentamiento a la invisibilidad de las artistas mujeres en una sociedad en la cual hasta el momento los hombres eran responsables por la mayoría de la producción artística. De esa manera, la vestimenta de Frida era coherente en todos sus aspectos y trasponía las fronteras apenas de la ropa: La pintora comprendía a la moda, sobretodo, como fenómeno social y cultural.
Dibujo «Las apariencias engañan», hecho por Frida Khalo.
Fuente: tendere.com.br
Algunos de los vestidos de Tehuana utilizados por Frida Khalo.
Fuente: nacion.com
La exposición
En enero de 2015, en visita a la exposición «Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Khalo», realizada en el Museo Frida Khalo, en Ciudad de México, fue posible observar de cerca el detallado cuidado que la artista tenía con su ropa y con sus accesorios. Allá estaban expuestos sus largos vestidos de Tehuana, sus chalecos de yeso decorados, sus zapatos, gafas, joyas y hasta la pierna mecánica utilizada por la pintora después de pasar por una amputación. Junto a la ropa y objetos de Frida, estaban también expuestas piezas de alta costura hechas por Ricardo Tisci para Givenchy, en la colección otoño-invierno 2010. Tisci utiliza transparencias, encajes, flores y el color blanco, revelando una nueva estética, un poco distante de Frida pero en claro homenaje a la artista. Flores de encaje, siluetas esqueléticas y abrigos que parecen alas hacen referencia a la «tradición», concepto muy presente en la obra de Frida, simbolizando tanto la vida como la muerte.
Algunas de las piezas de alta-costura hechas por Ricardo Tisci en homenaje a Frida.
Fuente: Colección propia.